viernes, 2 de septiembre de 2011

Patrimonialismo En Mexico.



La primera pregunta que nos deberíamos hacer es: ¿Qué es una dominación? Max Weber lo define como "la probabilidad de encontrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos específicos".
El patrimonialismo reflejado en México se podría definir como la tendencia que tiene el Gobierno o algún determinado partido político a considerar como propio los bienes públicos, así como los puestos de funcionarios públicos. Es considerado como una forma de dominación política tradicional. Para Weber, el patrimonialismo es "el dominio que un príncipe o señor ejerce sobre las masas y súbditos mediante un aparato burocrático integrado por favoritos fieles al soberano." En pocas palabras el patrimonialismo puede ser definido como el dominio de un solo sujeto, al que ven como soberano y figura central; que es considerado el poder máximo y tiene como ayudantes o servidores a un grupo de personas que le han sido leales o fieles a sus intereses personales o en base de amistades, y no necesariamente basándose en las habilidades o capacidades de estas personas. Para Weber, el patriarcado es el núcleo del patrimonialismo. Por lo tanto, la dominación patrimonial es un caso especial de la dominación patriarcal.
La dominación patrimonial es una característica concebida en las sociedades orientales (Indonesia bajo la administración de Suharto o las Filipinas bajo el mando de Ferdinand Marcos) pero que también es útil para precisar ciertos rasgos de algunos regímenes latinoamericanos (donde en algunos casos existe un centralismo político y la sociedad civil esta subordinada), entre ellos el México colonial y contemporáneo.
En México se sigue un sistema “casi patrimonial” ya que muchos aspectos de la política del país se basan mucho en el patrimonialismo. En este trabajo explicaremos características de patrimonialismo  y como se aplican en México. Para poder entender cada característica con más claridad usaremos como ejemplo el puesto del Presidente de México.

·      La persona que gobierna no es un “superior” sino un “señor personal”.
En el marco de esta característica se pueden deducir varias conclusiones acerca del patrimonialismo. Primero que nada, se pierde la figura del mandatario con autoridad conferida a él por el pueblo y la oficina del poder ejecutivo. Aquellos que recibieron poder de él, asumen que el poder lo tienen del presidente como persona, más que por su puesto. La relación se vuelve personal, y se pierde respeto por la figura, pues todo respeto es transferido a la persona.
Según Lorenzo Meyer, “Quienes han examinado el funcionamiento del sistema político Mexicano a partir de 1940 están de acuerdo que es en el jefe del poder ejecutivo donde convergen todos los canales de información y de donde parten las decisiones importantes, ósea el centro nervioso e indiscutible de la política mexicana. La forma que tomó la interacción entre el presidente, sus colaboradores y el resto de los actores políticos tuvo un carácter casi patrimonial.”
En México está la tradición desde hace tiempo que se ve al presidente de la república como el “padre del pueblo”. Es por eso que la sociedad obedece a este superior, no por ser el presidente, sino por la conveniencia y beneficios que éste les ha brindado.

·      Su cuadro administrativo no está constituido por “funcionarios” sino por “servidores”.
Siguiendo con la comparación del presidente, al confundir el puesto como se menciona en el punto anterior la lealtad se torna de lado. La lealtad deja de ser al presidente, y empieza a ser de quien ocupa la silla, y les dio el puesto. Por lo tanto, ya no son funcionarios al servicio del pueblo, sino servidores del querer del mandatario, dándole a éste un poder aún mayor. El trabajo muchas veces se pierde en el verdadero sentido, ya que los funcionarios pasan a ser políticos y caras del gobierno, dejando de ejercer su puesto con el mayor esfuerzo.
Luego entonces, el sistema Mexicano se pude relacionar con la teoría de Weber en cuanto a que los puestos públicos no son asignados por capacidad y competencia sino por lealtad y simpatía.  No hay una formación estricta y regulada de los funcionarios sino una nominación que obedece a la conveniencia de quien posee a la autoridad. La actividad de dichos funcionarios con frecuencia se extiende mas allá de lo que les está expresamente señalado. Se obedece más a la disposición del gobernante que a las leyes escritas.
El Paternalismo que el punto anterior trae ( Ver al presidente como padre) que lleva a cabo según criterios de conveniencia y oportunidad un tipo de política social que tiene como finalidad el respaldo de los gobernados, las redes de poder que se establecieron durante el régimen de la revolución fueron en base a este diseño, ósea la verticalidad de los lazos de dependencia y lealtad entre los funcionarios.
·      "La designación de funcionarios es el elemento clave para transformar a los Estados en el gobierno privado de quienes poseen el poder necesario para el ejercicio de la dominación".
En el momento que el mandatario, con el poder de su oficina, empieza a nombrar funcionarios, con todas las características mencionadas en los dos puntos anteriores, es evidente que se forma un grupo de lealtad total hacia a él. De esta forma el gobierno deja de tener diversidad de opinión y pasa a ser de un grupo de personas con todo el poder. Lo que haría parcer que el gobierno deja de ser lo que el pueblo eligió y es convierte en uno privado, dirigido por el presidente, o un partido político. a esto se le agrega, todas aquellas personas que quieran entrar a la esfera de poder o recibir beneficios de ella, que harán lo que sea por alcanzarlo.

Las instituciones gubernamentales tanto del sector central como descentralizado igualmente cayeron en la lógica anteriormente expresada, destino semejante les aguardo a las entidades federativas en las que la intervención del poder presidencial y sus agentes fue constante. Para nadie es un secreto que la estructura corporativa del PRI va muy en consonancia con la centralización cuasi patrimonial del mando en la cúpula. Así, la esfera de los favores otorgados en la práctica se convirtió en lugar de explotación para la formación de fortunas, y para favorecer el enriquecimiento personal. La adhesión legitimadora de las masas a las políticas de Estado, evidentemente se presento a través de esos vínculos paternalistas y populistas, es decir patrimonialistas.

En conclusión, podríamos inferir, que el Patrimonialismo es una manera de funcionamiento del gobierno que admite el populismo, y los favores interesados, deformando el verdadero sentido de la política. La política, el ser un funcionario público, es el servicio más noble. Muchas veces se has perdido, y México ha perdido mucho por utilizar a personal no capacitado, pero bien relacionado para los puestos públicos. Este tipo de dominación es degenerativa, y acaba corrompiendo a las personas y al gobierno creando la corrupción. La solución efectiva a este problema sería regresar a los gobernantes de elección popular el respeto debido por su puesto y olvidarnos de la persona.  Servir a país de manera desinteresada en todo momento y elegir a los funcionarios que trabajarán en el gobierno, por sus méritos y preparación, dejando de un lado sus conexiones y lazos políticos.

Luz Crespo Vivas
Javier Ruiz Perez
Natalia Ordaz Bernal
Vicente Robles Nuñez

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